Esclavitud Constitucional y la parida de la paridad de los parados - Crónicas de Esperantia

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miércoles, 3 de marzo de 2010

Esclavitud Constitucional y la parida de la paridad de los parados

Cada día me levanto y espero leer la última estupidez que alguien ha puesto en su boca rompiendo el bellísimo sonido del silencio.

Llevamos unos días que no tenemos tregua. O es el Gobierno, o la oposición, o la patronal o los sindicatos o el gañán o palurdo de turno. Hace unos cuantos días que mi capacidad de asombro ha tocado ya suelo y la gilipollez tiene que ser muy muy grande como para sorprenderme algo.

Me está ocurriendo lo mismo que me pasó cuando estaba escribiendo ¿A cuánto está el kilo de chips? Era la época de Roldán, de Filesa, del BOE y de mil y una corrupciones mas que sería demasiado largo enumerar.

La obra tenía que reflejar una sociedad absurda y grotesca y para ello intentaba exagerar las cosas, pero cuando entró aquella espiral de corrupción, quede paralizado. Pensé: Por mucho que invente e invente, la realidad que estaba viviendo era todavía más grotesca, más rocambolesca y más absurda de lo que yo estaba escribiendo.

El curioso individuo que está al frente de la patronal se ha sacado una propuesta, digo contrato basura, que se ha tenido que envainar al poco tiempo, sobre un tipo de contrato leonino para personas hasta 30 años sin ningún tipo de contraprestación, el salario mínimo y otras lindezas de ese tipo.

Como he dicho muchas veces, sigo pensando que hemos llegado ya a un nivel tal que institucionalizar la esclavitud seria una gran medida social. Podrían llamarla Esclavitud sostenible o Esclavitud constitucional. Sería un gran avance social. Las empresas tendrían a sus esclavos que alimentarían y les darían alojamiento. Si ponen WIFI en la plantación, fábrica, taller o redacción de periódico, me apuntaría ya mismo. No lo dudaría ni un minuto.

Además los dueños de los esclavos tampoco tendrían que preocuparse. Al que se portara mal o no cumpliera se le volvia a hacer ciudadano libre y que volviera a sufrir con las hipotecas, los alquileres, las facturas de teléfono, gas, electricidad, internet o la cuenta del super, del colegio de los niños y demás castigos divinos que tenemos que sufrir los que graciosamente nos creemos hombres y mujeres libres.

Si las lacerantes cifras del paro de ayer era horrorosas, no lo eran tanto si observamos las estupideces que dijeron los responsables de que haya empleo para todos. El ministro dijo que era un punto de inflexión, la directora general que se había conseguido la paridad entre hombres en paro y mujeres en paro y la del PSOE contando la misma mentira otra vez más sobre que el dato de hoy es malo, pero será mejor el de mañana y bla, bla, bla.

El tema del empleo, algo muy serio para cualquier persona porque significa su modo de vida, empieza a ser un arma arrojadiza de unos y otros que usan a los parados como munición, mientras tienen sus espaldas bien cubiertas con los sueldos que les pagamos todos, los que estén en el paro y los que no.

El drama de cada uno es permanente y sólo el drama colectivo de la cifra dura unas horas. El tiempo que tardan las agencias en enviar el despacho del Ministerio, se hacen las declaraciones de postal, se comenta en el bar de la esquina y llega el fútbol u otro ministro entra al quite y dice una gilipollez más gorda.

Nadie creo que cae en la cuenta que millones de personas dieron su vida para conseguir unos derehos que ahora tienen algunos trabajadores, no todos desgraciadamente, y ahora con la famosa crisis, que sirve para todo, quieren liquidarlos totalmente.

Creo, no obstante que cuando llegue la democracia a España será un buen momento para empezar a arreglar las cosas. Un sistema que no cree castas como la política que tenemos, que tenga unos sindicatos que defiendan a los trabajadores y no se arrodillen ante el Gobierno y un sistema judicial que sea verdaderamente independiente.

Mientras no llegue ese momento viviremos inmersos en esta suerte de feudalismo en el que vivimos.

En la imagen Espartaco en una negociación con el Gobierno romano los nuevos tipos de contrato. Es un fotograma de la película del mismo título que dirigió Stanley Kubrick en 1960 y que encontré en El ojo del tuerto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un globo sonda. Seguro que esperan que madure un poco la cosa y nos la cuelan como han hecho con todo.

Anónimo dijo...

No se soluciona nada y todo va a peor. Menuda gentuza

Elsa dijo...

Vergonzoso lo mires como lo mires