El terremoto de Haití nos debe enseñar que se puede hacer algo más en las catástrofes - Crónicas de Esperantia

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viernes, 15 de enero de 2010

El terremoto de Haití nos debe enseñar que se puede hacer algo más en las catástrofes

El terremoto de Haití que sigue asolando el país caribeño está demostrándonos de nuevo que es necesario y urgente crear algún tipo de organización fiable, viable, operativa y eficaz para intentar minimizar en lo posible los efectos de los cataclismos que cíclicamente se suceden a lo largo y ancho del orbe.

No dejo de leer informaciones, relatos y crónicas desde el lugar de los hechos y en todas ellas la impotencia, la desazón de no poder hacer más de lo que se esta haciendo y la absoluta desorganización presiden los primeros párrafos.

No soy un experto en el tema, pero sí suelo usar a menudo el sentido común, algo que, por lo que observo, todavía no suele utilizar mucho la comunidad de naciones, las organizaciones internacionales o los grupos que se encargan de estas lides.

Terremotos, maremotos tsunamis, huracanes y el resto de catástrofes naturales las ha habido siempre y seguirán siendo protagonistas en el futuro, de modo que creo que es mejor estar preparados ante ellas que dejarlo todo hasta el siguiente cataclismo, tal como se hace ahora.

Se hace necesario en este punto crear o reorganizar algún tipo de institución internacional que realmente sea una unión de naciones y no el pasteleo y nido de corruptelas que es la ONU. Casi mejor dejar a la ONU al margen porque perfectamente podría incluir junto a sus emblemas, las palabras tarde, mal o nunca, verdaderas enseñas de su trayectoria a lo largo de los años en infinidad de catástrofes y multitud de conflictos a lo largo y ancho de todo el mundo.

Quizás se podrían convocar a los 20 países más industrializados y con mayores posibilidades económicas para que se fueran turnando cada seis meses y mantuvieran en todo momento una división aerotransportada en perfecto estado y que pudiera llegar al lugar de la catástrofe en un máximo de 8 horas. Con varias de estas divisiones estratégicamente situadas a lo largo del mundo y en diferentes países, llegar en tiempo récord a la zona cero, no supondría mayor inconveniente.

No me estoy refiriendo a unidades meramente militares. Estarían compuestas de 20.000 efectivos y se compondrían de soldados, bomberos, médicos, ingenieros, etc que sobre el terreno organizarían la llegada de más efectivos.

Si a las 10 ó 12 horas todo este personal está ya desplegado en la zona con decenas de hospitales de campaña funcionando con todo el material necesario y con toda la logística a punto para la llegada de nuevos efectivos, se ganaría un tiempo precioso. Los militares podrían asegurar el control de todas las zonas, repartir víveres y agua y preparar la llegada de la segunda oleada de ayuda humanitaria.

El terremoto de Haití nos ha enseñado a todos que la naturaleza puede sacudir con fuerza y con una devastación inusitada en cualquier lugar del globo. Quizás el país caribeño, por la pobreza de sus construcciones salió peor parado, pero edificios bien construídos también cayeron como un castillo de naipes, de modo que le puede ocurrir a cualquiera.

Me llena de dolor e indignación que anoche el aeropuerto estuviera cerrado durante varias horas por la ausencia de torre de control, algo que debería haberse previsto antes de permitir que decenas de aeronaves perdieran un tiempo valioso sobrevolando durante horas el aeródromo haitiano.

Estamos en el siglo XXI y los medios que tenemos a nuestra disposición son muchos. Creo que bien gestionados podrían salvar muchas más vidas de las que por desgracia se perderán estos días.

Todos sabemos la importancia del tiempo en este tipo de cataclismos. No sirve de mucho que lleguen al pie de un edificio derrumbado los efectivos de ayuda 5 ó 6 días después, porque sólo encontrarán cadáveres. Cadáveres de personas que podrían haber sobrevivido con una eficaz administración de todo el potencial humanitario.

La devastación es total en Haití, lo sé, pero no me gustaría que la siguiente catástrofe me obligara a escribir las mismas líneas cambiando sólo el nombre del lugar del siniestro. Creo que no es presentable ni admisible para ningún ser humano que se precie que sobrepasadas con creces las 72 horas desde el inicio del terremoto, la mayoría de los haitianos se pregunten "cuándo nos van a venir a ayudar".

Reconozco que organizar bien y efectivamente la ayuda humanitaria es una tarea compleja, pero creo que con unidades preparadas de intervención rápida, las cosas cambiarían como de la noche al día. Y soy absolutamente consciente de la ingente labor que están realizando todos y cada uno de los efectivos que están dejándose la piel en Haití sobre el terreno para intentar arañar cada segundo que pasa un nuevo número de las zarpas de la muerte.

Quizás pueda equivocarme, pero creo firmemente que con algo más de previsión ante cualquier contingente se podría hacer mucho más por las víctimas.

La imagen de dos miembros del personal humanitario en acción la encontré en Ecodiario. Las fotos que nos sigue dejando Haití son devastadoras. Algunas imágenes sobre la desolación, el caos y la impotencia que se vive ahora mismo en Haití las guardaremos en nuestras retinas durante mucho tiempo. Y en medio de tanta tragedia, los buitres carroñeros siguen haciendo su trabajo sucio, poniéndose una vez más en evidencia.

Lugares para seguir en tiempo real el minuto a minuto de la catástrofe de Haití:

Twitter de ABC.
Twitter de El PAís


1 comentario:

Anónimo dijo...

Tienes mucha razón en todo lo que dices. A veces parece que el tiempo no importa.