La visita de los Reyes Magos - Crónicas de Esperantia

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viernes, 6 de enero de 2006

La visita de los Reyes Magos

Por primera vez fui con mi hijo a recibir a los Reyes Magos. En Las Palmas de Gran Canaria llegan a la Base Naval del ejército a mediodia y allí los esperan cientos de niños y familiares para hacerles el agasajo correspondiente y darles la bienvenida.

La primera sorpresa fue el encontrarme con un despliegue de seguridad excepcional. Había francotiradores por los tejados (En esta foto puedes verlos en la parte superior) y un gran scanner que verificaba los contenidos de mochilas y paquetes. Me llamó la atención que haya tal dispositivo para ver a los Reyes Magos y que cuando hacen jornadas de puertas abiertas en las que se supone que vas a ver armas, no haya tantos efectivos. Pero supongo que sabrán lo que se hacen.

Para recibirlos oficialmente los esperaba la alcaldesa de la ciudad y nada hacía presagiar que iba a hacer uso de su arma secreta para seguir fastidiandoles la vida a los ciudadanos: El operador de sonido sordo o con graves deficiencias auditivas.

Cuando llegamos estaban actuando los personajes de Los Lunnis, pero el sonido era horrible y a un volumen brutal se te metía por el "diodenal de abajo" y te dejaba medio enfermo. Tuvimos que retirarnos un poco para mantener intactos nuestras facultades auditivas por lo que no vimos si los Reyes Magos vomitaron al ver a la alcaldesa.

Me pareció muy buena idea que la alcaldesa les entregara las llaves de la ciudad porque, con tanto político corrupto como hay en Canarias, es una temeridad dejar las puertas y ventanas abiertas para que entren los Reyes a dejar los regalos. Ahora que han puesto Fiscalías anti corrupción y los fondos europeos han menguado, quizás tengan que dedicarse a otras actividades delictivas y entren a robar directamente en las casas.

Después de darles la bienvenida nos fuimos al templo gastronómico por excelencia: Mc Donalds. A mi lo que ofrecen no es que me guste mucho, pero mi hijo está enganchado al Happy Meal y tienes que hacer algunas concesiones.

De nuevo nos encontramos con las peligrosas hordas de consumidores psicópatas del post de la tinta, que hacían un hueco en sus delirios compradores para echarse algo al estómago. Supongo que estarían aturdidos completamente después de tantas jornadas de incesantes compras a destajo porque había dos colas para pedir: En una había 1 persona y en otra 20 personas. Yo me metí en la de 1 persona y me atendieron inmediatamente. Me quedé mirando la escena y todavía sigo pensando por qué entre las 20 personas ninguna se dio cuenta de la longitud de cada cola. La respuesta es que a la mayoría de la gente le gusta hacer cola. Se pirran por las colas. Aman las colas. Sienten verdaderos orgasmos por las colas. A mi no me gustan y las evito siempre que puedo.

Es la segunda vez en mi vida que me ocurre algo así. La primera fue en un supermercado. Algo digno de estudio desde luego. Y que nadie piense que me colé o intenté colarme. No. Esperé mi turno en mi cola correspondiente de 1 persona, mientras otras esperaban su turno en una cola de 20 personas.

La foto la encontré en la edición digital de Canarias7 y después me hizo mi hijo otra foto a mí por si quieres verme en una imagen más actualizada.

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