El rebaño humano - Crónicas de Esperantia

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lunes, 19 de diciembre de 2005

El rebaño humano

Hubo un tiempo que solía desayunar en cafeterías en las que aprovechaba para leer el diario correspondiente. Esa práctica se fue convirtiendo en habitual y llegó a ser un hábito que seguía a diario. Café con leche, periódico, ojeada. Había días que, incluso no tenía que decir ni una palabra. El camarero-a me veía llegar, me alcanzaba el periódico y me servía un café con leche. Yo terminaba de leerlo y como sabía el importe porque iba todos los días, tampoco tenía que decirle nada. Le daba el dinero correspondiente, me iba y hasta el día siguiente.

Sin embargo había días que algunos hechos me ponían al borde del ataque de nervios. Cafeteria amplia. 30 banquetas en la barra vacías. Local diáfano. El único cliente, yo, estaba leyendo el periódico en una esquina. Llega un cliente nuevo-a y ¿Dónde decide sentarse? Como no, a mi lado.

¿Por qué la gente tiene un comportamiento tan raro? ¿Por qué son tan gregarios? ¿Por qué hacen las cosas todos juntos? La respuesta no sé si será la correcta. No soy psiquiatra, ni psicólogo, ni científico, pero creo que puede estar relacionada con el miedo. Miedo a ser atacados, abordados, comidos, cazados, devorados.

Un miedo que los humanos llevan grabado a fuego en su cerebro desde los tiempos de las cavernas cuando adentrarse en la selva o bosque era arriesgado porque se corría el riesgo de acabar como cena de un depredador más astuto.

Ahora ya no es necesario ese miedo, pero muchas personas lo siguen utilizando. En la cafetería no iban a atacar a ese-a nuevo-a cliente-a, depredadores salvajes, pero, sin embargo se colocó junto a mi por si llegara un león a atacarlo y yo pudiera defenderlo. No creo que llegue a entenderlo nunca. También me ocurre en parques, supermercados y lugares públicos. No siempre está relacionado este acercamiento con el miedo, pero creo que íntimamente es el principal resorte que lo mueve.

En la foto, unas ovejas se dirigen a la cafeteria a leer el periódico

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