El zappero prodigioso: Frikis en Frikilandia - Crónicas de Esperantia

Breaking

martes, 12 de julio de 2005

El zappero prodigioso: Frikis en Frikilandia

La abogada cubana Ana María Polo, "jueza" en Sala de Parejas. Espero que no me demande por esto. La foto la saque de Telemundo

Ahora que tengo que escribir esta columna cada semana, me veo en la necesidad de ver la televisión. Parecerá de perogrullo, pero así son las cosas. Hasta ahora, me enteraba de lo relacionado en la televisión a través de la radio y he de reconocer que me iba muy bien. Toda la caspa y la abominación humana de la pequeña pantalla las observaba con cierta distancia.

Esta semana me he dado un garbeito por esos canales “especiales” que existen en todas las ciudades y que cubren su programación con santeros y santeras durante el día, mucha teletienda con productos de dudosa utilidad que te venden como si fueran la panacea universal y mucho sexo por las noches.

Ya sabes: “Chico de 24 quiere conocer a chica de 28 para ir al cine”, mientras el sexo duro invade la pantalla o compra el producto adelgazante X que convierte a monstruos por encima de los 150 kilos en ágiles doncellas en menos de 15 días. (Sé que hay personas que tienen problemas hormonales y no pueden evitar su exceso de peso. En este caso me refiero sólo a los que empeñan su vida en matarse comiendo)
Pero lo mejor está en programitas del tipo “Sala de Parejas” o “Laura en América”. Frikis en estado puro y salvaje en su propio elemento. Hoy me centraré en “Sala de Parejas”: un programa cuyo planteamiento es prometedor, pero que se cae una vez empieza a hablar su presentadora. Ana María Polo es una abogada cubana, residente en Miami, que ejerce de juez en un programa donde especímenes, cuyas neuronas están pidiendo a gritos un recauchutado, dirimen a gritos y a golpes sus diferencias. Como se trata de un arbitraje legal, las decisiones de la “jueza” tienen entidad jurídica. El otro día aparecieron dos mujeres juntas que demandaban a un tercero 2.500 y 3000 dólares respectivamente que sus familias se habían gastado en los preparativos para las bodas a las que se había comprometido por separado el interfecto.
Ya en la presentación del caso, la “jueza” estuvo a punto de cogerlo por el pescuezo y al preguntarles a las litigantes les recriminó que hubieran conocido a un excremento como ese. Imparcialidad, ante todo.

El individuo alegó que él era un play boy y que por eso actuaba así. Dudo que la asociación de playboys cutres lo admitiera incluso para barrer el local.
La “jueza”, con los ojos inyectados en sangre y rompiendo con energía su martillo, decidió concederles la demanda a las muchachas, mientras los "seguritas" se llevaban al tipejo entre gritos e insultos. Por supuesto dijo que no les pagaría ni un céntimo.
En principio puede parecer algo que te produzca vómitos continuos, pero visto desde una perspectiva distante, me hace cierta gracia.
Ana María Polo debe ser buena gente. Si lees su biografía te darás cuenta de que ha luchado toda su vida para conseguir lo que tiene. En cierto programa dijo que ella ganaba como abogada 250 dólares a la hora. Le escribí un E-mail para preguntarle si estaba soltera y sin compromiso, pero conociendo su enérgica forma de actuar, mejor le mando otro, no vaya a ser que me diga que sí.

No hay comentarios: