Jueces independientes hasta que dejan de serlo - Crónicas de Esperantia

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miércoles, 7 de febrero de 2007

Jueces independientes hasta que dejan de serlo

En cualquier país normal y corriente hay división de poderes, tal como proclamaban Rousseau, Locke y Montesquieu en lo que fueron, durante la ilustración, los primeros indicios de lo que posteriormente se convertiría en la revolución francesa con todos los cambios que trajo consigo.

Los poderes, ejecutivo, legislativo y judicial deberían estar separados para el buen funcionamiento del Estado de Derecho y para evitar mayores problemas, tal como ocurre en todos los países desarrollados, menos en las dictaduras y en las repúblicas bananeras como España.

Aquí en España los jueces son elegidos por los partidos políticos. Tal como lo oyes. Las mayorías del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional las eligen dependiendo de quien gane las elecciones. Escolar lo intenta explicar aquí.

Este hecho surrealista en cualquier país avanzado y democrático, es algo de lo más normal en España, donde nada es lo que parece y bajo ese mano de suave barniz de democracia, se esconde una república bananera que compite con las caribeñas.

Con este panorama tan dantesco, resulta casi anecdótico lo ocurrido con el juez Pablo Pérez Tremps, recusado por el PP por haber cobrado por un informe favorable al Estatuto de Autonomía de Cataluña, que él debía haber votado sin cortarse un pelo, si no hubiera sido recusado.

El hecho quedaría en algo aislado de no ser porque ya están amenazando al Gobierno con la posibilidad de que acabe la legislatura si el Estatuto catalán no supera el trámite constitucional.

En España a los que les gustan las emociones fuertes, las tienen a diario.

En la imagen, Montesquieu. alucinado con el sistema judicial español. La encontré en La Central.

2 comentarios:

alejandrosl dijo...

En España queda claro que la independencia judicial es una entelequia, y ejemplos hay muchos. Pongamos por caso el etarra De Juana Chaos. Por muy detestable que sea como ser humano (que sobre eso no tengo ninguna duda) el caso es que cumplió su condena y por motivos políticos le pusieron otra a todas luces desproporcionada por un delito de amenazas. Y lo peor es que está sirviendo para convertirlo en un mártir. Así nos va...

Fran J. Saavedra Bauló dijo...

Desde el momento en el que la política y los diferentes poderes están mezclados, el resultado es el que tenemos ahora.

Un abrazo